Más de un año después de su salida en Japón (y un buen puñado de meses respecto a Estados Unidos). Este televisor ultradelgado, uno de los primeros que utiliza la tecnología OLED que la compañía mostró en la CEATEC 2008, acaba de ponerse a la venta en el Reino Unido. Claro que, al tratarse de una primicia, el lanzamiento acarrea un precio exagerado: 3.490 libras esterlinas. Casi 3.770 euros al cambio actual. Y por un televisor que sólo tiene once pulgadas. Un escándalo.
Bien es cierto que se beneficia de las principales ventajas que supone una pantalla OLED. Puesto que carece de retroiluminación, puede obtener unos niveles de contraste altos (concretamente de 1.000.000:1) en comparación con los actuales televisores LCD. También conlleva un mayor ahorro de energía. Y sobre todo, permite que el dispositivo tenga un grosor prácticamente anecdótico: sólo tres milímetros. Sin embargo, todas esas virtudes exigen algunas aclaraciones en el caso del Sony Bravia XEL-1.
En efecto, su consumo eléctrico es un 40% más eficiente que el de un televisor LCD de 20 pulgadas. Pero la comparativa pierde valor si tenemos en cuenta que el XEL-1 es de sólo once pulgadas. Un tamaño que además es bastante discreto en relación a las tendencias actuales.
También cuenta con dos puertos HDMI, lo que quiere decir que es compatible con aparatos de alta definición. Lo que no quiere decir que su calidad sea equivalente, porque su resolución es de sólo 960 x 540 píxeles. Es decir, puedes conectar tu reproductor Blu-ray o tu videoconsola, pero no ofrecerá la nitidez esperada.
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